Me miras a los ojos y no me queda más remedio que retirar mi mirada de golpe. Siento que sigues ahí, que no he conseguido pasar desapercibida. Quiero volver a mirarte pero tengo miedo, tu mirada me hace sentir temor, me hace sentir nerviosa, impotente. Intento evitar mirarte pero no puedo, no quiero. Decido ser valiente, me arriesgaré a mirarte. Abro los ojos y te encuentro delante de mí. Tu mirada me penetra. Los segundos, disfrazados de horas, van pasando y cada vez se me hace más difícil fingir que me eres indiferente. Sin perder de vista tus ojos intento aparentar que no estoy nerviosa. Intento buscar esa palabra que pueda ayudarme a mantenerme firme pero ni la mente ni la boca me funcionan.
Pasan los minutos, las horas y, sin embargo, no me doy cuenta. Escucho como hablas, como te ríes, como me haces reír con tan solo mirarme. No hacen falta ni caricias ni besos, solo miradas. Miradas que nos hacen perder la cabeza, miradas que hablan mejor que nosotros, miradas que nos hacen sentir pequeños en este gigantesco mundo.
Es tan extraño todo... Me llenas de fuerza cuando lo necesito y, sin embargo, sigo sintiéndome impotente cuando te tengo a mi lado. El calor de tu mirada hace que no tenga frío, me arropa por las noches mientras duermo, me protege. Tantos sentimientos en tan solo una mirada.
Me pregunto si tus labios me corresponderán con la misma dulzura con la que lo hacen nuestras miradas, pero debo despertar de este sueño ya. Podemos imaginar miles de cosas pero esto ya supera lo irreal, y creerme que no hay nada que desee más que hacer que este cuento se haga realidad.
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Originalidad 100% of A trip without end.